Las semejanzas: un futbolista y una prostituta salen al ruedo y han de volver victoriosos, ganarse a la afición, sudar la gota gorda en el juego de hombres.
Deben ser bellos, atravesar el corazón de quien los mira, mentir para ganar y no perder los carísimos pendientes en la batalla. ¡Salir triunfantes con el flequillo bien puesto! Y con un incentivo económico jugosete rebotando en el bolsillo. ¡Levantar la copa como si fuese la última!
Hacer que hablen de ellos, aunque sea mal, pero que hablen. Despertar deseos y ser profundamente rebeldes y chuletas, ¡eso siempre es muy atractivo! Engañar con las pelotas, cuanto más juego, mejor, y retrasar el momento del golazo o acelerarlo según veamos al contrincante.
Hidratarse y dejarlos a todos sin aliento. Enseñar el cuerpo, esos jamones bien torneados y correr todo lo que se pueda. Mover mucha pasta y gastarla con alegría. Dejarse ver en sitios de moda con gente guapa y montadeta en el euro, a ser posible. Vestir de marca, cuanto más cara, mejor, y hacer anuncios publicitarios para que se conozca su jeta sonrosada y coloradota.
No hacer mucho caso de los precios de sus caprichos porque gustan mucho de irse a gastar pasta que para eso corren tanto detrás de las pelotas. Si se caen, quejarse mucho para dar pena y evitar la mofa. Y cuantas más tarjetas (roja o de crédito) del adversario, más diversión.
Ofrecer trucos y agilidad pasmosa a la hora de la performance e irse con el que mejor pague.
Los tres puntos en común según Freya
En diciembre de 2013, las prostitutas que ejercen en Holanda, siempre como la punta de lanza de las prostitutas del mundo, volvieron a lucir su tenacidad y exigencia de derechos. Esta vez, las chicas han solicitado ser tratadas como jugadores de fútbol en cuanto a los impuestos que pagan por sus pensiones.
Los argumentos son que, al igual que los futbolistas, ellas también tienen una corta carrera (empiezan pronto y acaban pronto también), que necesita un gran esfuerzo físico y a la que no se podrán seguir dedicando después de los cuarenta años.
El paralelismo está bien pensado. En ambos casos, la juventud juega un papel primordial. Ningún club, sea de noche o de deporte, desea reclutar nuevas promesas que estén pasadas de edad, y es que no es lo mismo un par de piernas musculosas y atractivas que unas con flojera que nos recuerdan a un pollo en una época de hambre.
Vamos, que si podemos elegir, todos nos tiramos a morder carne buena y melosona antes que correosa. En eso, las prostitutas tienen toda la razón al compararse son los “mesis” y los “ronaldos”, uno, un enanito, pero el otro, ¡hay que ver cómo está! Da igual, en ambos casos, rebosan juventud. Pues lo mismo se le pide a un prostituta.
En el segundo aspecto, eso del gran esfuerzo físico, pues la verdad es que sí. Los jugadores de fútbol están todo el día dándole a las pelotas y a las prostitutas les pasa lo mismo. El esfuerzo físico es enorme, todo el día corriendo (se). A veces afrontar el día es toda una batalla.
En los dos casos hay mucha emoción y todo se lo juegan en un breve espacio de tiempo. ¡Hay que ganarse a la afición! El desgaste es mucho, la dedicación al cuerpo y a estar en forma también. Todo el día cuidándose para las performances. Salir como una rosa, y volver como si nada, rebosante de satisfacción al cumplir con los deberes.
Y en tercer lugar, a los cuarenta ya no se pueden dedicar a seguir corriendo detrás de las pelotas. Ni los futbolistas ni las prostitutas encuentran en su carrera el empleo de por vida. Nada de eso. Mucho antes se tienen que ir buscando las castañas en otro lugar porque ahí ya no los quieren.
En este punto, los futbolistas salen mejor parados puesto que normalmente se dedican a entrenar equipos o a formar parte de la dirección de un club o incluso comprarse el club entero si son estrellas deportivas. Para las prostitutas no está tan claro un fin dorado como ése. Para ellas, ¿qué queda? Quizá la primera pregunta sea, ¿tienen suficiente dinero para seguir viviendo?
Las pensiones de unos y otros
Las prostitutas en Holanda se han puesto a trabajar con un lobby para conseguir los mismos derechos que los futbolistas en cuanto a las pensiones. Un abogado ha presentado la petición a las autoridades holandesas al respecto aludiendo que las prostitutas deberían poder crear sus pensiones en un régimen de cero impuestos, igual que los jugadores. En Holanda, los futbolistas pueden ahorrar para sus pensiones en un régimen de 5.000€ al mes sin pagar impuestos.
La campaña pretende asegurar el futuro de las prostitutas y está desarrollada por Freya, una empresa de prostitución que ha solicitado dirigir un número de burdeles en Utrecht. El abogado de Freya, Wil Post, comunicó a los medios que la prostitución, al igual que el fútbol, es cosa de gente joven y que “es un trabajo duro y saben que a los cuarenta mejor se vayan dedicando a otra cosa”.
El abogado añadió que “la verdad es que a los hombres no les gustan las prostitutas mayores, normalmente prefieren jóvenes, por ello, a las prostitutas se les debería permitir ser económicamente independientes cuando ya no puedan seguir trabajando en su sector”.
La prostitución que fue legalizada en Holanda en 2002, hizo posible que, bajo la Ley holandesa, las chicas se pudieran registrar en la Cámara de Comercio y pagar unos impuestos que les permitiesen ejercer oficialmente.
Algunas prostitutas terminan trabajando para las empresas de prostitución con lo que consiguen un contrato de trabajo y van invirtiendo en su pensión como cualquier otro trabajador, pero aún así, su salario no es suficiente, según los que apoyan la campaña.
Will Post subrayó a los medios que muchas mujeres quieren dejar de ser prostitutas pero que no pueden pues no tienen suficiente dinero para poder cambiar de oficio.